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"ARTE SOY ENTRE LAS ARTES. Y EN LOS MONTES, MONTE SOY"
JOSE MARTI.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

FIN DE AÑO EN UNA CELDA (ARTÍCULO)

Por: Iliana Curra

Quizás las huellas que deja una prisión son imperecederas. De ella sales, pero siempre estás dentro. En los recuerdos. Nunca puedes olvidar, aunque te lo propongas. Sobre todo, cuando tanta gente sigue sufriendo en las mismas condiciones de siempre. Cuando no acaba el castigo para los que han quedado atrás. Para los que han ingresado después de tu salida.

Los días son difíciles en una celda de castigo. Los minutos se convierten en días cuando pasan con la lentitud del tiempo estancado, ese que no avanza aunque lo empujes con tu imaginación. Aunque te transportes lejos para verlo deslizarse a prisa.

Días y días que transcurren con la sádica demora de un espacio que llenas con simples repasos de lo que fue y lo que pudo ser. Situaciones que ya no cambiarán porque no puedes, y porque tampoco quieres. La vida te enseña que cuando haces algo, si estás conciente de ello, está bien hecho. No hay espacio para el arrepentimiento porque hiciste lo correcto, o lo que creías correcto.

Una celda oscura donde ni las manos te ves. El frío del cemento donde único puedes sentarte te recuerda la humedad que cala tus huesos para siempre. El ruido de insectos por doquier te hace pensar que estás en medio de una selva, pero de una selva tenebrosa y solitaria donde pudiera aparecer en algún momento una rata que merodea buscando qué comer. Ella también tiene hambre.

Es 31 de diciembre de 1994. Un año que termina de una manera espantosa y piensas que mañana será, quizás, un año diferente. Donde todo pudiera cambiar para bien, o para mal…

La guardia trae una bandeja que apenas puedes ver. Como alimento contiene algo de arroz y un hueso largo que tiene –si acaso- unos milímetros de una carne de ave. Dicen que es de oca, y que es una comida especial para las presas en este último día del año. El olor es insoportable e, irremediablemente, saco la bandeja por debajo de la reja. No puedo ni probarla. Mi estómago me pide a gritos, aunque sea, ese salcocho mal cocinado para sostenerse. Pero no puedo comer.

Entiendo que estoy muy débil y que debería esforzarme para sobrevivir. El frío es intenso. Mis manos congeladas se esconden en los bolsillos de un abrigo hecho de tela sin guata, confeccionado expresamente para las reclusas. Mis uñas no dejan de estar moradas todo el tiempo y me invade una soledad que nunca antes había sentido.

Pienso en mi familia. En mis visita suspendidas para aumentar el castigo. Pienso en los otros prisioneros políticos, que como yo, también están padeciendo lo mismo, y quizás hasta peor. Pienso en Cuba y en los millones de personas que esperan que el próximo año venga mejor. Que se acabe esa dictadura que los oprime. Pero yo estoy libre. No importa que esté en una celda húmeda, oscura y solitaria. Soy libre y eso nadie lo puede cambiar.

A lo lejos, escucho las voces de dos muchachas recluidas en ese destacamento. Un destacamento construido a lo lejos del penal, adonde nadie llega, para encerrar a presas infectadas con el virus del SIDA. Ellas también están solas, lejos de su familia y sin esperanzas de salir vivas de la cárcel. Siento sus risas y una alegría momentánea por algo que no comprendo. Me alegro por ellas, al menos ahora se sienten lejos de esa muerte que siempre las acecha.

Mis oídos, adaptados al menor de los ruidos, sienten pasos a lo lejos. Se acerca alguien, pero no son las botas de la guardia las que vienen hacia mi celda. Son pasos pequeños y suaves que se deslizan corriendo. Una risa traviesa llega a los barrotes de mi celda como el canto de un pájaro. Dos caras risueñas y llenas de emoción se paran a unos pocos metros, y cuando se sintieron seguras al verme en la sombra, sus manos traspasaron las rejas frías de una noche invernal para, con sus puños cerrados, entregarme unos pequeños pedacitos de chicharrones de puerco que les habían llevado para comer.

Es algo que jamás podré olvidar. No fue la comida que me llevaron. Fue la acción que tuvieron acordándose de mí cuando me encontraba en los momentos más difíciles que he vivido. Cuando la noche era más fría y la nostalgia te invade hasta la saciedad. Cuando te sientes más sola que nunca. Cuando casi dejas de creer en la humanidad de un mundo indiferente sumido en su propio egoísmo.

No puedo evitar recordar aquello. En mi mente están vívidas esas imágenes de dos muchachas que ya deben haber muerto hace tiempo. Que sufrieron más que yo el rigor de una prisión porque estaban enfermas. Que supieron compartir con alegría sus alimentos porque sabían que yo apenas probaba el salchocho que me entregaban.

Ellas hicieron algo que estaba prohibido, pero se arriesgaron al castigo para hacerme feliz, al menos, con algo que yo comería. Y así, corriendo, con la misma travesura con que llegaron, volvieron a sus galeras felices de haber compartido conmigo lo poco que tenían para ellas. Me dieron una tremenda lección de que la humanidad aún existía.

Y en ese momento, como Ana Frank escribiera en su Diario, creí en la bondad innata del hombre.

lunes, 21 de diciembre de 2009

¿DESPERTAR DE CONCIENCIA?

Por: Ninoska Pérez Castellón

Finalmente, un grupo de líderes negros e intelectuales condenó por primera vez la deplorable violación de los derechos humanos en Cuba. Felicitemos a este selecto reducto encabezado por Abdías Nascimiento, conocido defensor de Fidel Castro. Bravo, por todos los que después de cinco décadas ininterrumpidas de represión generalizada en Cuba contra blancos, negros y chinos, ahora alzan su voz.

Les tomó cincuenta años, pero escucharon al fin lo que los exiliados cubanos llevamos repitiendo sin cesar. Aunque entre los 60 firmantes de la declaración de afro-americanos condenando el racismo en Cuba, las bajas no tardaron. Makani Themba-Nixon escribió una carta que apareció publicada en el mismo sitio de la Internet donde figuran las reflexiones del racista-en jefe, pidiendo que se retire su firma de la declaración porque considera que: “es manipulada para socavar la legitimidad del importante proyecto social que se lleva a cabo en esa nación” .

Al igual que algunos de los firmantes que, escogió ignorar que en Cuba existe un evidente “apartheid” y que en el caso de los negros no solo se les niega el hospedarse en exclusivos hoteles reservados para turistas, también trabajar en ellos, porque los nuevos esclavistas así lo prefieren.

Salvo la conducta de la ex congresista Carrie Meek, quien ha estado siempre en primera fila a la hora de denunciar los atropellos en Cuba de blancos y negros por igual, o Betty Ferguson, los demás todavía están bajo el malévolo hechizo de Fidel Castro. El ex-preso político Luis Infante respondió de inmediato al reclamo de los afro-americanos, señalando que él y otros negros cubanos llevan años realizando gestiones para llamar la atención sobre la deplorable situación de los negros cubanos. Lo han hecho ante el Caucus Negro de Estados Unidos, la Asociación para el Avance de las Personas de Color (NAACP) que jamás a devuelto sus llamadas y en una reunión con Al Sharpton resultó ser un fiasco.

Sin embargo, señaló que todas las campañas en las que ha participado en defensa de los negros en Cuba, “han sido promovidas por cubanos blancos.”

Para ser políticamente correcta debo suponer que los firmantes del llamado de conciencia, nunca conocieron de un atleta negro llamado Marino Bofill, que intentó escapar durante un campeonato de boxeo en Berlín en plena Guerra Fría. Le echaron los perros, fue brutalmente golpeado por alemanes y cubanos que lo encerraron durante dos meses en un barco de carga y cuando regresó a Cuba cumplió 20 años de prisión. Me imagino que tampoco conocieron de otros negros con los que compartió la represión y la deshumanización, como Eusebio Peñalver, que padeció 28 años de presidio, Alfredo Cadavar, Pastor y Reinaldo Macurán, 25 años, Ignacio Cuesta Valle, alma noble y generosa que cumplió hasta el último día de su condena de 30 años, al igual que Reinaldo Valdés Cancio. Marcelino González cumplió 26 años y he de suponer que tampoco les importó que un negro llamado Olegario Charlot , tras años de padecer abusos en las prisiones castristas, se declarara en huelga de hambre cuando le quitaron su única posesión…una Biblia. Tras su muerte en una celda de castigo en la prisión de Boniato, sus compañeros vieron cómo sacaban su descompuesto cadáver con palas para introducirlos a ellos a ese infierno tras la Masacre de Boniato en 1976.

Debo darle el beneficio de la duda a Carlos Moore y sus colegas por desconocer que el escritor Ángel Pardo Mazorra, era un adolescente cuando fue a prisión por más de dos décadas, al igual que el campesino Esturmio Mesa Shuman. Ignoran a Jorge Luis García Pérez Antúnez quien cumplió 17 años de prisión y quien ahora, junto a su esposa Iris, son golpeados cada vez que alzan sus voces dentro de Cuba, para que se respeten los derechos humanos de blancos y negros. Desconocen el caso de Ángel Moya, que desde una prisión en Cuba desafía al régimen racista de Fidel Castro y a su esposa Berta Soler, integrante de las Damas de Blanco, quien ha aparecido fotografiada en las primeras planas de los diarios, arrastrada por las calles de La Habana por los sicarios castristas.

Nunca se enteraron de una negra cubana llamada Ángela Herrera que dentro de Cuba en 1990 hizo un llamado a la desobediencia civil junto a su hija Guillermina. Fueron acosadas por turbas y posteriormente enviadas a prisión. Ángela, como Martin Luther King, también tenía un sueño, que se desvaneció por el ruido de los aplausos a Fidel Castro.

Es de suponer que estos “prestigiosos intelectuales”, abrumados por sus preocupaciones existencialistas, no leyeron los periódicos en la primavera del 2003 cuando hasta el New York Times publicó el caso de tres jóvenes de la raza negra que por intentar escapar en una embarcación hacia Estados Unidos – en un incidente donde no hubo ni muertos, ni lastimados – fueron arrestados, juzgados, sentenciados y fusilados en 72 horas para que Fidel Castro diera una lección ejemplarizante a los negros en Cuba.

Nunca los he escuchado mencionar a Oscar Elías Biscet en su misiva, que lleva ya más de 10 años privado de libertad. El medico negro comenzó su lucha oponiéndose al uso de Ravinol para abortos en estado avanzado en el paraíso médico de Fidel Castro. Pero supongo que esa no es una causa popular entre los liberales.

El profesor Moore condenó enérgicamente, en su página web, a Fidel Castro y sus hombres, por racistas, junto a Ricardo Alarcón, Osmany Cienfuegos y José Ramón Machado Ventura. Sin embargo, hizo una salvedad con Raúl Castro, porque: “con él las cosas han comenzado a cambiar”.

Evidentemente no lo suficiente, porque la semana pasada escuche llorar a la madre del prisionero Orlando Zapata al denunciar la salvaje golpiza propinada a su hijo y Berta Soler y otras Damas de Blanco fueron nuevamente golpeadas y arrastradas por las calles, tres años después de Raúl Castro haber asumido el poder, con la misma furia y salvajismo que bajo el régimen de Fidel Castro.

En una reciente columna en el Miami Herald, Carlos Moore atribuyó a Enrique Patterson el siguiente comentario: “Patterson cree que muy bien pudiera ser la ausencia del apoyo de exiliados de la extrema derecha a estas causas social demócratas que ahora hace que los afro-americanos se apresuren a defenderla.”

Culpar al exilio de falta de apoyo o calificarlo de extrema derecha son canallescas mentiras. Por mucho que he buscado el historial de algunos de estos personajes solo encuentro alabanzas a una dictadura racista y demasiado larga. Perdonen mi falta de entusiasmo por este repentino despertar de quienes tienen culpa de contribuir a perpetuar una dictadura, por acción y omisión. Pero han visto la luz, demasiado tarde.

jueves, 17 de diciembre de 2009

PELIGRA LA VIDA DE PRISIONERO POLÍTICO Y DE CONCIENCIA. (TOMADO DE PAYO LIBRE).

Reina Luisa Tamayo Danger muestra el pulover ensangrentado de su hijo, Orlando Zapata Tamayo cuando fue brutalmente golpeado y llevado a una celda de castigo.
Peligra la vida de prisionero de conciencia en Camagüey

Doralis Álvarez Soto
17 de diciembre de 2009

La Habana – http://www.payolibre.com/ – El prisionero de conciencia Orlando Zapata Tamayo está en peligro de muerte en el régimen de máxima severidad de la prisión Kilo 8 en Camagüey, según denunció por teléfono desde esa penitenciaría el prisionero opositor Armando Echavarría Carrasco, el pasado 15 de diciembre.

“Zapata lleva una semana en huelga de hambre tirado en el piso de un estrecho y tapiado calabozo de los corredores de la muerte de la mencionada cárcel, donde permanece rodeado de insectos y roedores y se niega a conversar tanto con los guardias como con los presos”, expresó Echavarría.

Por otra parte su mamá, Reina Luisa Tamayo Danger, explicó a este centro de información que está gestionando el traslado de Zapata para sacarlo de ese infernal lugar.

El prisionero de conciencia fue trasladado de la prisión Provincial de Holguín, en su provincia de origen, para Camagüey en los primeros días de diciembre.

Orlando Zapata Tamayo lleva casi 7 años de encierro, desde marzo de 2003, por sus actividades opositoras. Su condena total es de 36 años de cárcel, impuestos por la seguridad del Estado en 9 juicios a puertas cerradas, en los que no han participado sus familiares, ni ha tenido derecho a abogados para la defensa. Su familia reside en calle Embarcadero #6, Banes, Holguín, Cuba.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

UN AÑO MÁS (ARTÍCULO)

Por: Manuel Pozo
Expreso político cubano

Para todos los que pasemos estas navidades lejos de la patria.

Y se nos va otro tiempo sin poder regresar.

Cuando se aproxima cada fin de año que he pasado en el exilio siempre recapitulo en las esperanzas deshechas. Desde que salí así he estado: pensando en la vuelta, en el día que caminaré de nuevo por mi Habana.. En mi próxima fiesta de navidad con mi familia cubana, allá adentro, con ellos.

Ha sido el gran desafío del exilio. Soportar la incertidumbre. Medir un horizonte en su espejismo. El tiempo no nos ha vencido, pero sigue acumulando pasado. Hablo con mis amigos y casi todos siguen pensando en volver, aunque algunos, también buenos amigos y excelentes personas, ya desertaron del bando de los que preparamos el equipaje.

Es normal. De los primeros, de aquella generación pionera, ya tenemos miles de ejemplos enterrados en cementerios de muchos estados de la unión Americana. Abuelos y padres de aquel exilio que abrió puertas y que se quedaron con las ganas de volver.

Ya no hablamos de años. Ahora sumamos décadas. Ya llevo 17 años fuera de Cuba. Les juro que no pensé llegar a cinco. En aquel tiempo, cuando arrivé a USA, aposté -lo que no apuesto ahora- que en menos de cinco estaba regresando a casa.

Y muchas cosas han pasado. Ya ni las cuento. Ya me parecen sucesos de un universo común. Como si siempre hubiera vivido en él.

El crimen de Hermanos al Rescate. La Torres Gemelas. El éxodo desde Cuba del 1994 y los balseros de Guantánamo. El niño Elián, etc.

Cada uno de estos eventos y muchos otros han ido sucediendo mientras nosotros crecemos, maduramos y envejecemos lejos de donde somos. Tan lejos que nos amenaza el no poder regresar.

Pero no. Seguimos peleando conciencias. Empeñados en volver victoriosos. Tan patriotas como los que murieron por Cuba. Tan valientes y estoicos como los que libraron decenas de años en prisión política y en tierra de libertad siguen pensando en volver.

Claro que volveré. Por supuesto que allá estaré de nuevo.

martes, 15 de diciembre de 2009

OMARA PORTUONDO CANTA EN EL SHOW DEL ALBA

Si alguien tenía dudas de quién es esta vieja cómplice de la dictadura militar castrista, aquí la tienen cantando en el show realizado en La Habana por el dictador de turno, Raúl Castro y toda la caterva de presidentuchos comprados por el petróleo robado al pueblo venezolano. El sucesor de la corona castrista le besa la mano, el gorila venezolano, Hugo Chávez también, y el recién re-electo boliviano, jugador de futbol devenido en presidente, Evo Morales, la saluda casi de la misma forma para conformar un trío de hijos de su madre rindiéndole a esta llamada artista "apolítica" que le encanta viajar a los Estados Unidos, al "imperialismo yanqui" donde quizás intente cantar: "Siempre es 26", canción que en su voz impusieron a las presas políticas como castigo, con altavoces que rompían sus tímpanos y dañaban sus nervios. La vieja castrista vendrá en marzo de 2010 a cantar en Miami Beach. La esperaremos, por supuesto.

EL BÁSICO, EL NO BÁSICO Y EL DIRIGIDO (ARTÍCULO)

Por: Iliana Curra

Los que pertenecen a mi generación deben recordarlo. Se trata, nada más y nada menos que, del derecho a comprar tres tipos de juguetes racionados por la libreta y que fueron llamados de esta forma. El Básico, que era el juguete principal o el mejorcito, el No básico, era el juguete con menos importancia en cuanto a calidad o no sé qué, y el Dirigido, no era más que, si acaso, un juego de yakis, una suiza o algo menos que ésos dos mencionados.

El derecho a comprar los juguetes para el extinto Día de los Reyes en Cuba llegaba en forma de sorteo. Había varios días en los que tenías la posibilidad de comprarlos, pero cuando te tocara, que podía ser desde el primer día hasta el quinto o sexto. En fin, que el primer día, quizás, pudieras comprar hasta una bicicleta rusa, si es que te tocaba el número uno en la lista, pues solo llegaba una bicicleta por tienda. Luego eran otros tipos de juguetes como son: los bebés, las muñecas, los disfraces de vikingos para los varones, patines, etc. Si te tocaba el segundo día, al menos, podías soñar con algún juguete que valiera la pena, pero a partir del tercero, todo lo que quedaba eran juguetitos que no llenaban la imaginación de ningún niño.

De todas formas ya sabíamos que los Reyes Magos no existían. Habían sido expulsados de nuestros sueños, habían tenido que partir al exilio en busca de la libertad que necesitaban para repartir juguetes sin racionamiento, sin temor a la represión y sin que los llevaran a la cárcel con camellos y todo.

Pero la benevolente revolución tenía para nosotros, los niños de antaño, una forma de vender esos juguetes importados de la Unión Soviética y China, de la mejor manera que saben hacerlo: controlado, limitado y basados en la llamada igualdad social para el pueblo. Al final, todos éramos iguales, pero había otros más iguales que nosotros.

Y era así como siempre nos tocaba, a mi hermana y a mí, comprar casi el último día de la famosa venta de juguetes, donde teníamos que conformarnos con algo parecido a un juguetito que pudiera costar ahora el precio de noventa y nueve centavos en cualquier tienda de Miami. Por supuesto, aquellos estaban por debajo de la calidad de cualquiera de éstos ahora.

Y era así como “celebrábamos” el Día de los Reyes Magos, que ya no llamaban así, porque los Reyes Magos se habían convertido en opositores al régimen y cabalgaban por otras partes del mundo llevando sus sueños en bolsas cargadas al hombro, repartiendo ilusiones a otros niños que no tenían que usar pañoletas de pioneros comunistas, ni gritar consignas arcaicas llenas de odio. Nosotros, seguíamos siendo los niños cubanos que la revolución magnánimamente nos hacía llegar sus limosnas, mientras que los hijos de los dirigentes, o los “hijos de papá”, como se les conocía, tenían los mejores juguetes comprados en países capitalistas que los demás mirábamos como algo lejano e imposible y, boquiabiertos y estupefactos, no entendíamos entonces esa “igualdad social” de la que nos hablaban, mientras nos imponían un sistema que después de 50 años sigue en pie ante la mirada indiferente del mundo libre, los intelectuales de pacotilla y los presidentes electos democráticamente que visitan la isla para tirarle unas monedas de limosnas a los niños de ahora que, ni siquiera, pueden soñar con un juguete, a no ser que tengan familiares en el extranjero que les envíen dólares imperialistas para comprarlos en tiendas de moneda convertible.

El básico, el no básico y el dirigido, pasaron a la historia como una etapa triste de la niñez cubana. Hoy sigue esa misma tristeza en los niños que no tienen acceso a un juguete, ya ni siquiera de la forma absurda en que los vendían en aquella época. El único derecho que tienen es el de sobrevivir simulando y pasar de la niñez a la adultez de un solo salto, perdiendo la mejor etapa de sus vidas.

lunes, 14 de diciembre de 2009

ANEMIA DE ARGUMENTOS (TOMADO DEL BLOG "GENERACION Y" DE YOANI SÁNCHEZ).



un molote agredió el pasado 10 de diciembre a mujeres que sólo llevaban gladiolos en sus manos. Puños levantados -instigados por policías vestidos de civil- rodearon a esas madres, esposas e hijas de los encarcelados desde la Primavera Negra de 2003. Varios de los atacantes se aprendieron el guión a la carrera y mezclaban las actuales consignas políticas con los gastados /slogans/ de hace casi tres décadas. Era una tropa de choque con licencia para insultar y golpear, otorgada –justamente- por quienes debieran mantener el orden y proteger a todos los ciudadanos. En el noticiero del viernes, un periodista llegó a decir que quienes increpaban a las Damas de Blanco representaban al “pueblo enardecido”, pero en la pantalla no se les notaba un solo viso de espontaneidad o de real convicción. Sólo parecían fanáticos con miedo, con mucho miedo.

Me da vergüenza decirlo, pero en mi país los demonios de la intolerancia estuvieron de fiesta el día de los Derechos Humanos. Fueron incitados por quienes hace mucho perdieron la capacidad de convencernos con un argumento o de atraernos con una nueva y justa idea. Ya no tienen ni siquiera una ideología, de ahí que sólo les quede manejar los resortes del temor, apelar a los “ejemplarizantes” actos de repudio para detener la creciente inconformidad. Sin embargo, en los rostros de esos convocados al linchamiento social se podía percibir como la duda alternaba con la furia y la exaltación con los temblores de saberse observados y evaluados. Por doloroso que sea, es fácil prever que quizás un día una multitud igual de irreflexiva y ciega dirija su cólera hacia los que hoy azuzan a unos cubanos contra otros.
A falta de aperturas, de más comida sobre el plato, de cambios estructurales o ansiadas flexibilizaciones, el gobierno de Raúl Castro parece haber optado por el castigo como fórmula para mantenerse. No muestra resultados palpables de su gestión, pero hace sonar los oxidados instrumentos de la coacción y las viejas técnicas del castigo. En los últimos meses ya ni siquiera lanza promesas al vuelo, ni enuncia planes para fechas imprecisas. Más bien se ha llevado la mano al cinturón y no precisamente para apretárselo en un gesto de austeridad o ahorro, sino para usarlo como hacen los padres autoritarios, sobre el pellejo de sus hijos.

viernes, 11 de diciembre de 2009

CONTINÚA EL GUSANO ROJO EN SU LABOR DESINFORMATIVA A LO CASTRISTA.


El Hombre de Cuba Nuestra
La Página de Carlos Manuel Estefanía. Para hablar sin censuras sobre lo que pasa en Cuba y el resto del mundo

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No la defiendas compadreBy cmea62
A propósito del servicio prestado por el Cuban Liberty Council a un periodista de Granma
Solución a la Curra para Cuba, esa no es la de Yoani

La Agencia Virtin Red Informativa, nos envía el artículo Entregan a bloguera medalla hecha “con plata de la dictadura de Batista”, escrita por Jean-Guy Allard un periodista al servicio del órgano oficial del Partido Comunista de Cuba Granma.
Jean-Guy Allard

En su escrito, y con la evidente en su misión de empercudir la imagen de la blogera cubana, Jean-Guy Allard, saca provechoso partido un banquete organizado por este “Consejo por la Libertad de Cuba” para condecorar “in ausencia” a la bloguera habanera Yoani Sánchez
Esto no es de extrañar, Yoani, mientras no se demuestre lo contrario, con sus posiciones críticas, con su actitud dialogante, con su oposición al embargo, y a las intransigencias, del castrismo y el anticastrismo, se ha convertido en el enemigo publico número uno del régimen cubano, la tarea es pues, para los comisarios de Granma, desacreditarla en toda ocasión, Guy Allard pues se limita a hacer el trabajo inmoral por el que le pagan.

Lo que si extraña es lo fácil que se lo pone el Cuban Liberty Council, organización marcada por su ataque implacable, a todos los que como Yoani defendemos vía pacífica para la transición postotalitaria en Cuba.

El marinero y regente de “La Maison du Mojito”, Esteban Casañas Lostal, anticastrista de última hora, a su lado dos miembros de la directiva del Consejo por la Libertad de Cuba (CLC), Ninoska Pérez Castellón (anticastristas de toda la vida) y Mirta Iglesias, junto a ellas, a la derecha Iliana Curra, también pertenece al CLC

En tal caso lo menos que se despierta es la sospecha cuando este grupo ha decidido ”beneficiar” con su medalla a la joven disidente.

Habrá que ver de donde salió la propuesta si de Miami o de La Habana; un acto que nos recuerda el título de aquella película de Tin Tan : ”No me defiendas compadre”.

Emular las tácticas estalinistas no es la solución

Para captar la contradicción basta visitar el blog de una de las activistas mas destacadas del Consejo, Iliana Curra, de la que ya hemos hablado en otros momentos. Y recordar que Yoani es la primera enemiga que tiene la violencia, que defiende para La Curra, diz que de Cuba para su patria.

Desde su blog esta señora, tan lejos de la Generación Y, justifica los métodos usados por los estalinistas italianos al final de la guerra mundial, usados por el comunista Walter Audisio, quien ejecutara a entre otros a Mussolini y a Clara Petacci, a fin de interferir el procesamiento de Mussolini una corte internacional.

Para afianzar sus ideas, muestra de la ideología que subyace en este oscuro personaje, Curra reproduce la foto de los cadáveres ultrajados y colgados cabeza abajo en una gasolinera de la plaza en la Plaza Loreto en Milán

Del trabajo ¿UN CAMBIO EN CUBA SIN VIOLENCIA O VIOLENCIA SIN CAMBIO? publicado por Curra en blog extraemos estas palabras palabras:

Entonces, ¿por qué sentirnos mal porque el sistema castrista se termine por la violencia? ¿Cuál es el miedo a la culminación de un régimen por esa vía? ¿Por qué sentirnos culpables?
Por supuesto, estas posiciones además de empercudir la imagen del Consejo a quien Curra dice servir, estimulan el atrincheramiento del régimen comunista.
Así pues si alguien debe ser condecorado, ha de ser Curra y todos los que le rodean, por ese gobierno que dicen combatir. Al final terminan siendo lo mismo: hijos del jacobinismo; partero por igual del estalinismo y el fascismo.

Como dice el viejo dicho, Dios los cría y el diablo los junta, sin embargo eso no les basta, intentan además arrimar a su braza a quienes no les pertenecen, como ocurre con la antigua pionerita y hoy disidente Yoani Sánchez.

Si los del Cuban Liberty Council quieren dar una medalla, que se la den a su figura más destacasa a esa misma Curra, desacreditada y que les desacredita, con su alma totalitaria.
Por favor no me embarquen en su nave de la muerte, que hace rato hace agua, a una Yoani que de violencia no quiere saber nada.

Ya se sabrá a quien sirve Curra cuando pide esto como “solución final” para la tragedia de Cuba, la misma que convirtió a los comunistas de Italia en los más fuertes de Europa Occidental.
Esta entrada fue publicada el a las 10 Diciembre 2009 y está archivada bajo las categorías Uncategorized. Puedes seguir las respuestas de esta entrada a través de sindicación RSS 2.0. Puedes dejar una respuesta, o trackback desde tu propio sitio.

4 comentarios para “No la defiendas compadre”

Jose L. Martel Dice: 10 Diciembre 2009 a las 9:40 PM Responder
Yo hace tiempo desde que entre en Generacion Y apoyo a Yoani Sánchez y su línea de acción pidiendo insertar a todos los cubanos dentro de la vida social, economica y politica como sociedad civil.

Me extraño la guerra declarada por Armando Silvio Pérez Roura a Yoani desde su micrófono de Radio Mambi y seguido la condecoración que Consejo por la Libertad, poderosa organización que enfrenta al Castrismo por la línea dura a Yoani Sánchez realmente me sorprendió y crea dudas donde todos son un críterio

Iliana Curra Dice: 10 Diciembre 2009 a las 9:49 PM Responder
HOLA, PIONERITO, SABÍAS QUE IBAS A RABIAR. TU ODIO ENFERMIZO, EL CUAL NUNCA USASTE PARA CRITICAR LA MUERTE DE MUSSOLINI, AHORA LO SIENTO UNA VEZ MÁS. TU OSCURÍSIMO PASADO CASTRISTA, TU MADRE Y TU PADRE COMUNISTAS ACÉRRIMOS, TU PAÑOLETA GUARDADA EN UNA URNA DE CRISTAL, TUS IRONÍAS TONTAS Y TUS SENTIMIENTOS SOCIALISTOIDES, NO SON MÁS QUE PARTE DE TU PERSONALIDAD SIN CEREBRO. SUFRE, HIJO, SUFRE. CREO QUE LA SITUACIÓN DE CUBA SE TERMINA CON LA MISMA VIOLENCIA QUE ENTRE AYER Y HOY HAN USADO CONTRA LAS DAMAS DE BLANCOS Y OTROS OPOSITORES. NO JUSTIFICO LA MUERTE DE MUSSOLINI, SOLO DIJE QUE GENTES COMO TÚ, POR EJEMPLO, NUNCA LA HAN CRITICADO. NO TE HAGAS EL SANTITO Y SACA TU PASADO BOCHORNOSO Y DENIGRANTE. EL MÍO, TE LO PUEDO PRESTAR…NO ESCRIBAS TANTA CATIVÍAS…TONTO ÚTIL. ERES UN POBRE DIABLO.

cmea62 Dice: 10 Diciembre 2009 a las 10:44 PM Responder
Currita: ” Dime de que presumes y te diré de que careces”.
Por supuesto, me encantaría que me prestaras tu pasado para saber lo que ocultas entre la fecha de tu nacimiento y 1990, algo podrido se encierra bajo tu charlatanería de anticastrista comecandela, usando el mismo tono y las mismas ideas de los más fanáticos comunistas.
Currita, algo podrido se encierra, pero tarde o temprano se sabrá.
El que te sigue la pista
Iliana Curra Dice: 11 Diciembre 2009 a las 1:52 PM Responder
Ah…Sherlos Holmes…ja,ja,ja. ¿Por qué mejor no te ocupas en el tuyo bien triste, por cierto! Mira, cuando alguien como tú presume justamente de “seguir la pista” a otros, es porque escondes lo peor. Avergüa todo lo que quieras, es tu problema. Nací con tu revolución y no oculto nada. Podrido está tu calvo cerebrito. Pero…sigue, gusanito rojo. Sigue para que tengas algo que hacer, que vivir del cuento no te da. Cuando vuelvas por Miami, búscame para que me digas toda esa porquería en mi cara y te voy a responder, no me escondo como tú detrás de tu computadora. GUSANITO ROJO.

jueves, 10 de diciembre de 2009

HOY, 10 DE DICIEMBRE, DÍA DE LOS DERECHOS HUMANOS...

Pido que sean liberados todos los presos políticos, sin excepción. No amnistía, sino LIBERTAD INCONDICIONAL, que se respeten los derechos humanos de todos los cubanos, que Cuba sea verdaderamente libre para que puedan vivir un mundo mejor y esa dictadura de medio siglo se vaya al Infierno de una vez y por todas.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

CARTA DEL OPOSITOR Y EX-PRESO POLÍTICO, JORGE LUIS GARCÍA PÉREZ (ANTÚNEZ) AL DICTADOR RAÚL CASTRO.


Señor Raúl Castro:

Mi nombre es Jorge Luis García Pérez ``Antúnez'' --ex preso político-- y de nuevo le escribo, no porque pretenda enterarlo de algo que lejos de ajeno es cotidiano en Cuba, por el proceder y política de su gobierno:

Desde hace varios meses soy mantenido junto a mi esposa Yris Tamara Pérez Aguilera en una extrajudicial reclusión domiciliaria por parte de su policía política. Un alto oficial de la Seguridad del Estado la semana antes del concierto de Juanes en La Habana luego de arrestarme me comunicó que en todo el territorio nacional habían emitido una orden de arresto en mi contra y que todos mis pasos tendrían seguimiento en lo adelante. Desde la fecha he perdido la cuenta de las detenciones, en su mayoría violentas.

Señor dictador, permítame unas preguntas que posiblemente le ayuden a aclarar dudas a aquellos compatriotas míos que en algún momento estuvieron esperanzados en que con su gobierno disminuiría la represión, o que incluso pudieran efectuarse aperturas democráticas:

¿Con qué derechos unas autoridades sin previa comisión de un delito pueden impedir el libre movimiento de sus ciudadanos violando así un derecho universalmente reconocido?

¿Qué sentimientos pueden mover a hombres como el capitán Idel González Morfi al golpear con tanta brutalidad a mi esposa --una indefensa mujer-- ocasionándole secuelas óseas por el sólo hecho de llegar hasta una emisora de radio para pedir que se le diera curso a una denuncia sobre probadas torturas que su hermano recibía en una prisión de Cuba?

¿O es que sólo para ustedes existen en nuestro país cinco familias con derecho a protestar y pedir justicia para sus familiares encarcelados?

¿No le avergüenza que sus corpulentos gendarmes permanezcan apostados durante días en las esquinas de una vivienda para impedir que salgamos, incluso monitorear los movimientos dentro de nuestra propia ciudad?

¿Dónde está la ética y profesionalidad de sus subalternos, cuando con sus ridículos operativos provocan la burla de la población casi a diario?

¿Qué siente usted cuando alienta o permite que personas que se dicen hombres golpean y arrastran por las calles a mujeres como Damaris Moya Portieles, Marta Díaz Rondón, Ana Alfonso Arteaga, Sara Marta Fonseca, Yris Pérez y ahora más recientemente a la bloguera Yoani Sánchez?

¿Cómo puede dormir usted tranquilo y sus subordinados después de atropellar con saña en más de una oportunidad a Idania Yánez Contreras mientras se encontraba con varios meses en estado de gestación?

Cómo puede usted y su gobierno hablar de batalla de ideas, cuando constantemente reprime las ideas con golpes y arrestos y años de cárcel?

Quizás sus seguidores no encuentren o no se atrevan a la respuesta, pero yo que me encuentro entre la larga lista de los que no le temen, y le respondo.

Usted actúa así porque es un hombre cruel e insensible al dolor y sufrimiento ajeno, porque fiel a su vocación antidemocrática y dictatorial está convencido que las dictaduras como la que usted preside sólo pueden sostenerse bajo el temor y la tortura, y que la más mínima apertura puede dar al traste con lo que más y único le interesa, mantenerse en el poder.

Finalmente --y retomando mi caso en particular-- le voy a responder sin antes preguntarle los motivos concretos de tanto ensañamiento y represión contra mi persona.

Su gobierno y lacayos cuerpos represivos no pueden perdonar mis dos grandes y únicos crímenes. Primero que casi dos décadas de tortura y tratos crueles durante mi injusta y severa sanción no pudieron quebrar mi dignidad y posición como preso político. Segundo, porque a pesar del acoso y hostigamiento --y sobre todo el riesgo de regresar a la cárcel-- tengo la decisión de no abandonar mi patria en la que continuaré luchando por un cambio que considero tan necesario como inevitable.

Desde la ciudad de Placetas,

Jorge Luis García Pérez ``Antúnez''.

Martes 8 de diciembre de 2009.

lunes, 7 de diciembre de 2009

¿UN CAMBIO EN CUBA SIN VIOLENCIA O VIOLENCIA SIN CAMBIO?





“A quien no conocen otro lenguaje que la violencia, hay que hablarles en su propio idioma”
Winston Churchill


Por: Iliana Curra

Siempre que escucho hablar de un cambio en Cuba, oigo la siguiente frase: sin violencia… Y es cuando me pregunto si necesariamente hace falta que un cambio sea así: sin violencia. Cuando realmente esa violencia ha sido impuesta por la dictadura de casi ya 51 años. Más de medio siglo implantando el terrorismo de estado: el fusilamiento, las torturas físicas y psicológicas, el odio, la división y el miedo. En fin, una violencia sin límites que acarrea al pánico, la desolación y la desconfianza a niveles impredecibles.

Cuba, nuestra isla secuestrada por más de medio siglo, es un ejemplo de la violencia, la represión, el temor a lo que vendría, y es por eso que la gente siempre quiere un cambio sin violencia.

Esa patria golpeada por tanto tiempo tiene miedo a la continuidad del abuso, pero a la vez su gente resiste el hambre, la escasez, el despotismo, la opresión y la tiranía, con tal de no caer en la violencia. Pero, ¿cuál violencia?

Desde el mismo año en que Cuba cayó en la desgracia del castrismo, ha habido violencia, nunca se ha hecho nada que no sea al paso del repudio, los golpes, las bajezas humanas, la destrucción y ese miedo que se lleva en la sangre, todo por esa misma violencia de un régimen abusivo.

¿Por qué entonces tiene que acabar sin violencia? Sería lo perfecto, pero ya sabemos que la perfección no existe. No podemos evitar un final con matices impulsivos, impetuosos…violentos. La violencia engendra violencia, todo el mundo lo sabe, y Cuba no es la excepción después de tanto tiempo viviendo en plena violencia, ya sea físicamente o emocional. Los niños en las escuelas gritan consignas comunistas obligados por la violencia enardecida de una tiranía que la impone. De lo contrario, serían castigados ellos y sus padres también.

Los Testigos de Jehová por años han sido maltratados por no saludar la bandera y negarse al servicio militar obligatorio (o general) como se llama ahora. Los católicos y los que no han creído en esa cosa que llaman revolución han sido rechazados, encarcelados en campos de concentración como la UMAP y maltratados con violencia y ensañamiento. Nada ha sido positivo para un régimen totalitario que exige por la fuerza, así que nada puede pedirse para que se termine.
Entonces, ¿por qué sentirnos mal porque el sistema castrista se termine por la violencia? ¿Cuál es el miedo a la culminación de un régimen por esa vía? ¿Por qué sentirnos culpables?

No se puede sentir, ni miedo, ni culpa por ello. Preocupación es lo que debemos tener todos porque la violencia intranquiliza, nos hace sentir desasosiego, pero no culpa. La única culpa es de esa dictadura que reprime sin cesar, encarcela, fusila, golpea a los presos políticos, a los opositores, al pueblo en general

No, claro que no siento culpa por un final desastroso. Muchos dialogueros han intentado infructuosamente conversar con la tiranía. Eso es como hablar con sordos. Ya nada tiene que hacerse con un régimen que no escucha, pero sigue hundiendo al pueblo en la miseria más espeluznante y apocalíptica de la historia. Nunca Cuba había vivido peores años, decenas de años continuos en una farsa de revolución donde se violan todos los derechos humanos del pueblo.

Es por eso que lo que venga, como sea, llevará a la libertad de Cuba, incluyendo la violencia si fuera necesaria. No he escuchado jamás a un comunista criticar el fusilamiento de Benito Mussollini, el fundador del Fascismo, y su amante, Clara Petacci, y que luego los hayan colgado por los pies para que sirvieran de ejemplo al mundo. ¿Saben por qué? Porque esa era su violencia, la de los comunistas.

En Cuba tiene que acabar esa dictadura militar que ha robado la infancia de todos los niños nacidos dentro de ese régimen, los que aún eran niños cuando llegaron al poder, y luego les robaron su juventud y su madurez para dejarlos en la miseria humana más espantosa que se haya visto, en el desaliento, la frustración, en la falta de incentivo para seguir viviendo. Eso no se paga con nada, solo con la libertad.

Como dijera alguien en un momento: “Es preferible un final espantoso que un espanto sin fin”. La historia dirá la última palabra. Al menos, es mi opinión.

VARELA Y SU PISTOLITA DE AGUA

Por: Iliana Curra

Un nuevo “patriota” se ha sumado a la lista de las ratas inmundas de Miami, a los aruqueros, los duendecitos que intentan el anonimato sin lograrlo, a las “revistas digitales” semanales. En fin, a todo el espectro patriotero anti-exilio que desde hace años le hace el juego a la dictadura de donde tuvieron que salir corriendo directo para un salón de operaciones en Miami a sacarse la bota castrista del trasero.

Y es que este nuevo “patriota”, caricaturista del Herald hasta que le dio por hacerse el Rambo de Miami y apertrecharse allí con una pistolita de agua, ahora es politólogo, analista o cubanólogo, como quiera llamarse. Es el mismo Varela que cuando hacía sus caricaturas en El Nuevo Herald y le pagaban por ello, criticaba al exilio hasta por gusto. Luego criticaba al Herald, siguió siendo un combatiente panelista en el programa de María Larias del canal 41, y además, tiene un blog donde aparece un link de sus nuevos, o quizás no tan nuevos, amiguitos ideológicos: un Inmundo trágico y teatral al extremo, y un enano conocido como “Pancho” Aruca en los medios radiales de su casa.

Y es que, no solo “la tarde se mueve”, también se mueven los intereses de todos estos personajes que terminan todos del mismo lado de la dictadura militar de medio siglo y, de donde –repito- tuvieron que salir volando…perdón, corriendo.

Aruca dijo que salió de la cárcel castrista disfrazado de mujer o de niño bitongo, quizás su tamaño le fue muy favorable, Inmundo dio una vueltecita por Europa para terminar de recibir clases de artes y pinturas clásicas, y cada cual en su trauma extra patria, terminó en Miami llorando como magdalenas de que en Cuba no los dejaban vivir. Aplicaron por leyes que benefician a los cubanos, para luego terminar vociferando contra los cubanos que lograron que esos beneficios existieran.

Uno de los berrinchitos de Varela es contra Ninoska Pérez Castellón y, de paso, menciona a Roberto Martín Pérez, al que seguramente se ha encontrado mil veces por ahí y no ha tenido los huevitos de decirle nada. Pero no importa, el ensañamiento quizás es mejor contra las mujeres, es más fácil.

Este es el nuevo –o quizás no tan nuevo- personajito que prefiere atacar al exilio y enviarle arriba toda una tropa de tipejos que faltan al respeto y difaman de quien lo critica. Es su problema, pero la verdad es que su cobardía rebasa los límites de su tamaño.

Nada más recordar cómo recogió dinero en ese mismo Versailles que ahora denigra. Fue allí mismo donde los cubanos –que ahora ataca- metieron la mano en sus bolsillos para ayudarlo a pagar la fianza legal que le impusieron. Ya no, ya no debe tener problemas de ese tipo, el respaldo de otros personajitos lo han inflado al máximo y se tiente uno más de ellos. ¡Suerte, Varela! Ojala un día te des cuenta hasta dónde has metido la pata aliándote al castrismo.

lunes, 30 de noviembre de 2009

ARTICULO DE ESTEBAN CASAÑAS LOSTAL (COPIADO DE "SECRETOS DE CUBA")

(En la foto: Esteban Casañas Lostal, Ninoska Pérez Castellón, Mirta Iglesias e Iliana Curra en el Versailles).

EL PIONERITO ESTEFANÍA
QUIERE QUE LE ESCRIBAN.

Estefanía es el director del periódico digital “Cubanuestra”, yo me inclinaría a rebautizarlo como “Cubasuya”, muy de él. Tampoco es un periódico en todo el sentido de la palabra, eso lo demostró en su pasada visita al programa de María Elvira. Muy sencillo, publica todo lo que caiga en el jamo y provoque controversias, poco importa si es una abominable infamia recibida desde la oscuridad del anonimato y se preste para herir a otras personas. En la guerra y en el amor todo se vale, dirá este extraño personajillo, valiente periodismo, agrego yo.Después de varios años de encarnizados ataques en contra del exilio cubano de Miami, Carlitos se monta en un avión y se presta a lamerle el trasero. Sabe bien que ello es posible porque ese exilio mil veces vilipendiado por su pluma y desprestigiado en su periódico, no es tan fiero, yo diría que noble y solidario, pero nos diferenciamos en que observamos con prismas diferentes. Después, un reguero de fotos y escritos sobre su aventura adornarán su periódico, acababa de descubrir América, pienso yo, solo que esa América inocente concentrada en La Florida, no acaba de descubrirlo a él.Su mimetismo es impar, pero con el tiempo se le han agotado los colores y acaba por dominar el rojo, rojito, eso es. De proyección inicial anarquista, liberal, socialdemócrata, etc., y etc., no puede esconderse detrás de tantos disfraces y se presenta tal cual es, un sublime comunista que no acaba de salir del closet y trata de explotar la ingenuidad de los demás. ¡Hurra! Su viaje ha sido una victoria, como lo es también su teoría del diálogo, eso piensa.Hoy encuentro accidentalmente un articulillo en su blog donde me ataca con saña, no solo a mí, lo hace también con Ileana Curra y con el señor Resillez. Debo confesar que no conozco al señor Resillez, ¿quién no conoce a la Curra?, poco importa, han hecho algo que molesta al pionerito y no me incomoda encontrarme en el mismo saco, creo que me place sabiendo que ambos no les son de su agrado. ¿Qué hice que le molestara tanto y obligara a distraerse en mi persona? ¿Tal vez aquel artículo escrito sobre la señora “Cucú”? ¿Quizás mi opinión sobre el concierto de Juanes? ¿Pudo ser aquel donde me divorcié de “Cubasuya”? ¡Vaya usted a saber y cuántas veces más tendrá que molestarse! Yo soy así, controversial, inconforme, rebelde, polémico, perturbador, bocón, etc., eso sí, nada, absolutamente nada de dialoguero. ¡Ahhhh! Les debo una explicación, me divorcié de “Cubasuya” a raíz de un artículo publicado en ese periodiquito. No era un articulillo cualquiera, era la reproducción de uno publicado en un periodicucho de tirada libre en Montreal, era la reproducción de un articulillo cargado de veneno en contra de este país y firmado por un “supuesto” agentico de Castro en esta ciudad muy amigo de Estefanía. Esa no era solamente la razón que me empujara definitivamente a “abandonar” mi colaboración con “Cubasuya”. En el transcurso de los años que fueron publicados “algunos” trabajos míos, y debo detenerme en ese “algunos” señalado entre comillas, se excluyeron demasiados trabajos que atacaban directamente a la tiranía de Castro y se publicaban solamente los cuentos costumbristas. Luego, te detienes a leer con cuidado todo lo que allí se publica y encontrarás la balanza de opiniones convergentes con la política a favor de Castro en una posición más favorable que la de los oponentes, ¿me equivoco? Esto es en términos generales la política editorial de ese periodiquito dirigido por el pionerito Carlos Estefanía. Todavía hoy me pregunto ¿hasta qué punto puede existir ingenuidad en este lado del Atlántico y se le brinde apoyo a este camaleón cubano en distintos órganos de prensa del ciber espacio? Yo, como intransigente que soy ante sus ojos, no le brindo ni le brindaré esa oportunidad.Apartándonos de la línea editorial de “Cubasuya” y concentrándonos en su proyección personal, encontraremos excesiva convergencia entre sus puntos de vistas y opiniones con las del gobierno cubano, demasiada casualidad que no es fácil de digerir por quienes nos criamos bajo ese régimen. Carlos Estefanía es más anti-exilio y norteamericanos que todo el Comité Central del Partido Comunista de Cuba. Su estúpida lucha en contra del bloqueo no tiene parangón en toda la historia de la diáspora cubana y una de las principales justificaciones para atacar al exilio de Miami. Cuanta declaración tenga sus raíces en individuos que de una u otra manera han estado vinculados a la tiranía de nuestro país, encontrarán un firme eco y apoyo en “las plumas” de este personajillo. Su prisma siempre revelará ese lado positivo que no hemos podido encontrar los cubanos durante medio siglo, poco importan si vienen de Mariela Castro, el nieto del Ché, Silvio Rodríguez, etc., para Estefanía se están produciendo “cambios” trascendentales en nuestra tierra, y lo peor, existen tontos que se lo creen.En ese articulillo escrito con una de sus plumas, Estefanía lo rocía con algo de su veneno, dijo en una de sus partes: …Pero a diferencia de Casañas o Curra, que crecieron y sin duda entregaron los mejores años de su vida al castrismo, no importa las poses de intransigencias que ahora adoptan… No puedo responder por la Curra, creo que los años pasados en prisión por esta cubana deben ser su mejor pasaporte. Por mi parte no hay espacio al misterio, casi toda mi vida se encuentra al acceso del dominio público y no vale la pena gastar cuartillas a modo de justificación. Fui marino por vocación y frenado mi ascenso por no pertenecer al partido, si eso significa “entregarle los mejores años de mi vida al castrismo”, puede que estés en lo cierto, siento que perdí los mejores años de mi vida tratando de construir el futuro de mi país, solo que yo no identifico a mi país con una ideología. Pudiéramos decir lo mismo de todos los obreros, intelectuales, ingenieros, médicos, etc. Todos los de mi generación y las posteriores cayeron en la misma trampa, pero un día pude escapar y lo hice. ¿Por qué no le cuentas al público algo de tu pasado? ¿No eres un hijito de papá? No perteneces a esa clase que vaciló y vacila al costo del sudor de esos millones de seres que sin duda “han entregado los mejores años de su vida al castrismo”, ¿por qué no lo cuentas como nosotros, a qué le temes? ¿Pudieras profundizar en ese evento universitario de la década de los noventa? ¿En qué año te quedaste en el extranjero? ¿Cuándo comenzaron tus faenas a favor del gobierno cubano? ¡Qué lástima! Hubo un ex-marino y prisionero político cubano con residencia en Suecia que me alertó sobre tus correrías y desmanes en contra de las organizaciones de cubanos en ese país, creo que ya falleció el hombre y no puedo traerlo, ¿sabes de quién hablo?Creo que te he dedicado demasiado tiempo y espero haberte complacido. Muchas gracias por agruparme junto a Ileana Curra para desarrollar tu ataque, me honras y créeme, trataré de ponerme en contacto con ella para que te done uno de sus ovarios, los necesitarás a falta de algo que llevamos los hombres que nos negamos a rendirnos y no andamos mendigando por dialogar con sordos.

Esteban Casañas Lostal. Montreal..
Canadá.2009-11-26


lunes, 16 de noviembre de 2009

ESTE POST FUE ESCRITO POR ALGUIEN QUE ME "AMA" TANTO COMO A SÍ MISMO: JAY MARTÍNEZ. LO PUSO EN SU PÁGINA EN PUERTO RICO.

¿SU OBJETIVO? INTENTAR DESACREDITARME, PERO SUS ATAQUES CONTRA MÍ PERSONA NO LLEGAN NI AL TOBILLO, NO TIENE CON QUÉ. AQUÍ LES DEJO SU "GATILLERA POR ENCARGO" QUE ESCRIBIÓ ESTE SEÑORITO SIN GARANTÍAS.

GATILLERA POR ENCARGO.

Ya me llamaron para decirme que a ella no se le pagaba, aunque trabajaba alli pero no cobraba por insultar y difamar a todo el que ella le de la gana, claro vivimos en una democracia y todo es permitido los demas difamamos ella no , ella tiene la verdad absoluta y su condicion de ex presa ''politica'' le da la licencia para masacrar a todo el que no este en la linea de pensamientos de ellos muy parecido a la forma en que la SEGURIDAD DEL ESTADO en Cuba trabaja.

No es una gatillera de reputaciones es una ''analista''politica muy objetiva. solo se le conocen dos trabajos en la FUNDACION de donde se comenta que la botaron. y su actual empleo que es algo asi como una especie de Botella pues no creo que tengan mucho que hacer alli 40 horas a la semana que no sea enviar carticas y tarjeticas a la Casa Blanca, y escribir uno que otra carta que no llega a ninguna parte, o alguno de esos comunicados de oposicion para ayudar a la libertad de Cuba.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

NOCHE CUBANA CON ALBITA
















El Consejo por la Libertad de Cuba (CLC), como parte de su cena anual que contará con la actuación de la cantante cubana Albita, celebrará una subasta silente con varios pintores cubanos. Ninoska Pérez Castellón, periodista y conocida comentarista radial nos ha sorprendido con una serie de dibujos que serán subastados esa noche.

Son caras cubanas, Ninoska prefiere llamarlas “Habaneras”. Los vitrales, los elaborados rasgos que se encaracolan como rejas, obra de algún romántico orfebre de antaño, las flores, los colores, la búsqueda de alguna o ninguna simetría giran en torno a rostros que, a pesar de pocos rasgos, no han perdido su expresión. Son definitivamente mujeres de una ciudad perdida que, a pesar de la distancia, mantiene el ojo fijo en el regreso.
Recuerdos que no se lleva el tiempo, fijación con un tema recurrente, todos girando en las cabezas de mujeres que tenían que embellecerse para que el esplendor de La Habana no las opacara.

Refiriéndose al film de Andy García, Ninoska escribió:
“La Habana de mis sueños era una ciudad de luces. No la de llamativos anuncios lumínicos que abundaban por doquier. Yo recuerdo la luz de un sol quemante, brillante, que se deslizaba por las rendijas de las persianas de madera y le daba aun más intensidad a los colores de los vitrales de viejos ventanales. El atardecer brillaba con un resplandor ámbar que poseía el calor y la familiaridad de un prolongado abrazo.”

Esos son los rostros que Ninoska ha plasmado en tintas y papel para su causa favorita: la libertad de Cuba. Los dibujos que también incluyen una serie de “Caracoles Cubanos” serán subastados el sábado 21 de noviembre en la Noche Cubana con Albita del Consejo por la Libertad de Cuba que también incluirá a los artistas Miguel Ordoqui, Armando Roblán, Jose Evelio, Yoli Recio, Gilberto Marino y los Hermanos Currás y tendrá lugar en el Hotel Doubletree (Antiguo Radisson) 711 N.W. 72 Avenida, Miami, Florida.

Emilia Serpa

Para más información : 305-441-0313

lunes, 9 de noviembre de 2009

MONÓLOGO DEL CONDENADO (CUENTO)

Por: Iliana Curra

Empecé a fumarme el cigarro que tenía guardado. Como si supiera de antemano que sería el último. Es más, estoy convencido que será lo último que haré en la vida, ya que, siempre que fumo, me tranquilizo. Fumar me da sosiego, aunque sé que es un vicio que nunca me pude quitar. Me gusta aspirar suavemente y luego ver como el humo blanco y suave sale por mi nariz, despacio. Como si no tuviera prisa en ser libre y gustara de quedarse encerrado en mis pulmones.

Ayer vino a verme el oficial que me atiende. Digo “me atiende” porque es así como ellos quieren verlo. Realmente lo que hace es reprimirme. Cada vez que viene, sale molesto y gritando de aquí. Al parecer no le caigo nada bien. Ese es su problema. De todas formas ya no tengo nada que perder.

El silencio de este lugar me gusta, aunque a lo lejos a veces siento los gritos desesperados de aquellos que casi se vuelven locos por el encierro y los castigos. Ya yo pasé por eso. El proceso es lento, y la desesperación es tanta que parecen años. A fin de cuentas los años pasaron tan rápidos como segundos. ¡Es una ironía de la vida!

Me dijo el oficial que pensara bien las cosas porque me quedaba poco. ¡Como si me interesara realmente lo que me queda! Es más, a veces quisiera que fuera más rápido el final. Parece que él desconoce cómo me siento. ¡Y todavía dice que estudió psicología! No entiende que todo está hecho, y que no voy a decir jamás lo que sé. Por eso he llegado hasta donde he llegado, pero que no quiere darse por vencido.

Este lugar me gusta por su tranquilidad. Ni siquiera sé dónde queda, pues me trajeron con los ojos casi tapados. Es una celda tapiada por la puerta, pero la ventanilla del fondo está abierta, aunque muy alta. Está hecha con unos barrotes bien gruesos. Cortarlos es casi imposible. Aunque en la vida nada lo es. Siento el rumor del mar, como olas chocando contra los arrecifes, y sobre todo ese grato olor a salitre. Me gusta ese olor, es algo que también me da paz.

Me gustaría, si pudiera pedir, que al morir exhumaran mi cadáver y las cenizas las tiraran al mar. Es mar es inmenso. Es fuerte y agresivo en ocasiones, pero a veces su calma es impresionante. Mis cenizas pudieran esparcirse por donde quisieran sin tener que estar cerradas en una caja cualquiera. Ya bastante encierro ha tenido mi cuerpo para continúe así después de mi muerte.

Dice el oficial que cuando salga de mí, se va a emborrachar de la alegría. A veces algunas personas me confunden con su forma de actuar. Pudiera emborracharse cuando quiera, porque en mí nunca ha estado, ni yo en él. Lo único que nos ha hecho chocar ha sido su caprichosa manía de interrogarme y hacerme la vida un martirio. Cosa que de hombre a hombre jamás se hubiera atrevido. Por eso tiene que andar con sus guardias armados que lo custodian para que no tenga miedo. Porque eso es lo que tiene, mucho miedo.

Este cigarro sabe un poco a humedad. Parece que este lugar tiene tanta que me lo ha mojado un poco. De todas formas me sabe a gloria, pues sé que es el último y por eso lo aspiro con suavidad. Quiero dilatar lo más posible la satisfacción que siento al aspirar y soltar ese humo que blanquea el espacio reducido donde me encuentro. En esta oscuridad me gusta ver el anillo encendido que se crea del cigarro. Es como una pequeña luz en mi vida, en esa vida que pronto tendrá que irse por otros derroteros. ¡Sabe Dios adonde!

Sería interesante saberlo. ¿Acaso me encontraré con otros que también murieron? Realmente hay muchos que no quisiera toparlos otra vez en mi vida…Bueno, ya no sería en la vida, sería en la muerte. ¿Cómo será la muerte?

Siempre he tenido curiosidad sobre la muerte. Si es verdad que al morir vamos a un lugar específico, o andamos por ahí como espíritus perdidos en las tinieblas de cualquier espacio. Me gustaría saber a dónde irá mi espíritu al salir de mi cuerpo. ¿Daré luz a alguien? ¿Perseguiré, quizás, a aquellos que dañan la integridad humana de los vivos? ¿Podré, acaso, pensar cuando esté muerto?

Recuerdo que cuando niño no temía a nada. No tenía miedo ni pasar por el cementerio de mi pueblo. Los otros muchachos se aterrorizaban, y yo les hacía bromas para divertirme viéndolos correr. Hasta que un día a Felito por poco le da un infarto. ¡El pobre! Después de eso tuve que limitar mis bromas con ellos.

Pensándolo bien, creo que nunca he tenido miedo a nada. Algunos, incluso, me creían loco. Y no es que sea más valiente que nadie, simplemente no tenía miedo. Ahora mismo, no tengo miedo morir.

El silencio de este lugar es parecido, supongo, al de los sepulcros. Es como estar enterrado en vida. Esta quietud me relaja al extremo. Siento que me queda poco, pero estoy tranquilo, muy tranquilo. Lo único que me preocupa es mi familia. Ellos no comprenden. No pueden entender porque voy a morir, y yo tengo la culpa de que no entiendan. Siempre los quise tener alejados del peligro al que siempre estuve expuesto, y ahora no saben bien el por qué de todo esto. Hasta pueden pensar que son locuras mías. Quizás tengan un poco de razón, porque hay que estar loco para involucrarse en la lucha por tus propios derechos. Esos mismos derechos tienes que arrancárselos al absolutismo porque no te dan otra opción, y después viene lo peor cuando no lo logras.

Está haciendo un poco de frío. Debe ser propio de la humedad que tienen estas paredes. Ese ruido del mar parece como una música al oído. De faltarme, creo que no me sintiera tan bien aquí.

No puedo evitar pensar en los míos. Ese último encuentro que tuve con mi madre, fue desgarrador. A pesar de mi fortaleza espiritual no pude evitar llorar como un niño cuando se fue. Estaba deshecha. ¡Si supiera cuánto la amo! Que todo lo que he hecho en mi vida ha sido precisamente por ella y por mis hijos! Ojalá algún día entiendan mi realidad, que es la de ellos mismos.

¡Mis hijos! ¿Qué estarán pensando de mí en estos momentos? Yo los alejé para evitarles más dolor. Un sacrificio emocional que quizás les hizo más daño. Apenas pude darles el cariño que se merecían, a pesar de haberlos querido tanto. ¡Mis hijos! Ojalá pudieran saber que su padre no es lo que les han dicho estos sicarios. ¡Todo lo que he hecho ha sido por ellos mismos, por todos!

Presiento que está llegando el momento. El cigarro está terminando de evaporarse en este aire viciado de humo y de muerte. Sí, de muerte…porque ella acecha desde ese más allá, que ahora está más cerca que nunca.

Siento el ruido metálico de las rejas y el candado. Un guardia, o dos, ¡sabe Dios cuántos!, han venido a buscarme. Están aterrorizados. Se los veo en su cara. ¡Mira a ese como le tiemblan las manos! Le daré la última chupada a mi cigarro y dejaré que el humo suba tranquilamente, sin apuros. No hay premura para morir porque siempre hay tiempo. ¡Hay más tiempo que vida!

Las paredes siguen húmedas. Ahora el frío es mayor. Peor estaré dentro de poco, quizás en minutos. Mi cuerpo se enfriará al extremo de la rigidez y ya no sentiré nada. Bueno, eso espero.

Me llevan por este pasillo largo y tedioso. Trato de mirar hacia atrás y el guardia no me deja. Quiero ver por última vez el pabellón donde me encontraba. Le llaman el “Pabellón de la Muerte”, como si la muerte solo pudieras encontrarla cerca de aquí. Los guardias están nerviosos e inseguros, como si fueran ellos las víctimas de este régimen.

Me han sacado por este pasillo directo al patio. No había estado antes aquí. Un foco es mecido por el viento y debajo está ese poste del que tanto he escuchado hablar. Recuerdo las anécdotas sobre los que allí han fusilado. ¡Miles! Es increíble pensar que haya tanta maldad en la tierra. ¡Tanta ignominia y tanta impunidad! Pero peor ha sido la indiferencia del mundo. Los que han virado su rostro para no ver. Se han tapado los oídos para no escuchar los gritos de los que en su desesperación piden auxilio. Es muy triste. Lo siento por ellos mismos. Sí, por los indiferentes, los que piensan que a ellos nunca les sucederá. Si supieran…

Me han parado delante del poste y quieren vendarme los ojos. Yo no lo acepto. Quiero ver la vida antes de irme, sabe Dios, adonde…Quiero ver el amanecer de una patria que en un día no lejano estará libre. No me importa que nadie me recuerde, porque jamás he hecho algo para que me encumbren. ¡Dios lo sabe!

Los guardias están tan nerviosos que parece que es a ellos a quienes van a fusilar. Uno de ellos, el que cogió mis manos para amarrarlas al poste, estaba más frío de lo que yo estaré pronto. Tienen miedo, mucho miedo, quizás el que yo nunca he sentido.

Ahí están, frente por frente a mí. Serios y circunspectos. Esperando la señal de la muerte. Ni siquiera saben por qué matan. Solo cumplen órdenes superiores.

Aquel guardia, el que está al centro del pelotón, parece que ha visto la muerte misma. Tiene sus ojos desorbitados de lo asustado que está, como si fuera él la víctima. Parece que es su primera misión de matar. Me imagino que le dicen que somos lo peor que ha dado la tierra, y sin más, vienen y te disparan al pecho, o a cualquier parte del cuerpo.

Ya están subiendo las armas. El jefe del pelotón, que parece que es el que más edad tiene, está dando las órdenes. Ese sí parece que sabe lo que hace y que tiene mucha experiencia en esto de matar fríamente. Me mira con tanto odio como si yo le hubiera hecho daño. Pero yo sigo tranquilo. Sé que pronto terminará la pesadilla. Ya no tendré que verle las caras a estos sicarios sedientos de sangre. ¡El jefe hasta se sonríe! Es evidente que siente una inmensa satisfacción al hacer esto. ¿A cuántos habrá torturado en su vida? ¿Se sabrá algún día o quedarán impunes sus crímenes?

De veras que estoy tranquilo. Siento una paz inmensa que me fortalece aún más. No tengo por qué arrepentirme, todo lo que he hecho ha sido por el bien común de todos los que nos quedamos sin libertad hace muchos años. Desde ese entonces no he parado de luchar, y creo que he hecho justamente lo necesario. Aunque desgraciadamente no hemos logrado ser libres. Las ataduras de las tiranías son fuertes y represivas al extremo. Pero no podemos perder la fe.

¿La f’e? ¡Dios mío! De eso se trata. Esa misma fe en Dios es la que nos ha hecho continuar sin temor por caminos difíciles y llenos de obstáculos. ¡Si no fuera por esa misma fe! Teniendo en cuenta que nos han tratado de arrancar a Dios del corazón por tantos años, ahora me doy cuenta que ha sido imposible. Esa batalla nunca la pudieron ganar los opresores.

El pelotón ya está listo. Sus hombres están nerviosos, pero listos a disparar para acabar con mi vida. También acabarán con la vida de mi familia, la que nunca tendrá paz después de esto. No puedo hacer nada por cambiar las cosas. Soy consecuente con mi manera de pensar y de actuar. No cambiaría nada de lo que hecho en mi vida.

Me están mirando con miedo. Lo sé. Lo presiento. Lo respiro en el aire. El aire está saturado de muerte y de miedo. Estoy escuchando la orden de: “¡En su lugar!”. Estoy tranquilo porque ya todo está acabando. La segunda orden es aún más fuerte: “¡Apunten!”, aunque sentí temblor en la voz del jefe del pelotón. No puede negar que la satisfacción es grande, pero también teme, como los otros. ¿A cuántos habrá dado la orden de disparar? Los estoy mirando a los ojos. No pudieron vendármelos y ahora tienen que verme frente a frente. Ellos están mirando la muerte. Yo mirando la ignominia. Nos cruzamos miradas que luego se perderán en el vacío que dejará mi vida. Pero antes de dar la otra orden gritaré con todas mis fuerzas: “¡Viva Cristo Rey!”.

Se molestaron tanto que la tercera orden ya viene: “¡Fuego!” Siento que mi cuerpo está cayendo lentamente. Mis ojos se nublan y apenas puedo ver a mi alrededor. Parece todo tan lento…Siento ahora unos pasos que se acercan a mí. Todavía puedo ver algo, aunque siento un dolor insoportable. Algo caliente que casi me quema. Debe ser la sangre que corre por mi cuerpo como un río al caer en una cascada vertiginosa. Veo el rostro de mi madre, de mis hijos, mis hermanos. Mis compañeros de lucha. Veo el rostro del fiscal que solicitó la pena de muerte con una sonrisa sarcástica en sus labios. Veo el camino al cementerio cuando era un niño y les hacía bromas a mis amigos.

Los pasos se acercan cada vez más. Estoy sintiendo una bota encima de mi pecho que hace que me falte el aire. Es el jefe del pelotón que acerca su rostro al mío para decirme algo que no escucho. Pero veo su cara y su risa a carcajadas. Me está enseñando su pistola y diciendo algo. No sé qué es. Me imagino que alguna bravuconería tonta porque estoy en el suelo y no puedo moverme. La humedad del suelo me hace sentir mucho frío y mi cuerpo empieza a temblar. El tipo vuelve a reír estruendosamente. No puedo decirle lo que pienso de él ahora porque no puedo mover la boca, está rígida. Veo que acerca su pistola a mi cabeza. Será el tiro de gracia que acabará con esta pesadilla larga y dolorosa. ¡Que acabe, Dios mío!

Está casi amaneciendo. Estoy mirando el cielo, que aunque oscuro aún, ya da síntomas de aclarar. ¿Iré a ese cielo? Ya quiero irme, a donde sea, pero ya no aguanto el dolor. Siento el metal frío de la pistola en mis sienes. Ya queda poco. Adiós a todos los que he querido siempre. Adiós a los míos, pero no a mi lucha, porque no sé cómo, pero seguiré luchando desde cualquier lugar en que me encuentre.

Una explosión acaba de producirse. Se me van las ideas. Algunos rostros pasan delante de mí. Se interponen entre el cielo y yo. Rostros de quienes han partido ya. El ruido seco de la explosión me explica qué sucedió: es mi propia muerte.

martes, 3 de noviembre de 2009

MARÍA ELENA - (ARTÍCULO)


Por: Iliana Curra

La conocí al llegar al correccional de la Prisión de “Manto Negro” ubicado en la Carretera del Guatao en La Habana. Parecía una niña. Era de baja estatura y delgada, casi al punto de la desnutrición. Llevaba varios años encarcelada cumpliendo una condena por un homicidio pasional, según me contó. Su voz, clara y potente, no concordaba con su tamaño, ni complexión física.

No recuerdo el momento exacto en que entablamos amistad. Solo recuerdo que tuvimos afinidades ideológicas que la convirtieron de inmediato en el correo más seguro para intercambiar cartas con las presas políticas del penal.

María Elena siempre estaba riendo, siempre un chiste a la mano para alegrar la vida de quienes estaban a su alrededor. Tenía un carácter alegre que a veces compartía con momentos de disgusto, porque disgustos nunca faltan en un lugar llamado prisión.

También leía la Biblia, pues se había convertido en una persona con mucha fe, que la mantenía viva y con grandes deseos de salir de la prisión. Tenía planes futuros, y estaba realmente arrepentida por la muerte de su novio, el mismo que un día espantoso matara en una discusión donde hubo violencia de ambas partes. No lo pensó dos veces y le disparó con un fusil AK-M que tenía tan cerca de ella como para no poder evitar la tragedia. Fueron sus últimos minutos como guardia de un batallón militar.

Casi al mes de encontrarme encerrada en el correccional ya había elaborado muchas denuncias sobre la situación en la cárcel de “Manto Negro”. Y justamente, el día que correspondía salir de pase a casi todo el correccional, sucedió algo que cambió para siempre mi destino y también el de María Elena.

Era la madrugada del 22 de diciembre de 1994. La noche anterior habíamos recopilado toda la información que saldría a la calle. María Elena sería la responsable de llevarla a la casa de una expresa política que recién había cumplido su condena. Recuerdo que se acercó a la ventana del albergue donde dormía y me llamó. Me dijo que le deseara suerte y se fue, pero necesariamente no sucedió lo que queríamos.

La realidad es que la estaban esperando. Alguna delación pudiera haber sido el fruto de una requisa completa de cuerpo, inesperada y violenta. Sentí sus gritos evitando que le quitaran los papeles. Me tiré de la litera y a una velocidad increíble llegué a la oficina donde dos guardias trataban de arrebatarle los papeles por la fuerza. Cuando intenté entrar, cerraron de un golpe la puerta de la oficina. Sin pensarlo dos veces, comencé a golpear, tanto la puerta, como los cristales de las ventanas. Les gritaba a las guardias que la soltaran y no la golpearan más. A mis gritos salieron las reclusas de sus albergues y también ellas empezaron a golpear la puerta y a gritarles por el abuso que estaban cometiendo.

Un carro jaula de la prisión llegó a la velocidad de un rayo y se parqueó en la misma entrada de la oficina, de él se bajaron varios guardias que empezaron a empujarnos y quitarnos del medio. Las reclusas corrieron a sus albergues y a mí alguien me agarró por el cuello y me entró a la fuerza a la oficina del “Oficial de Guardia”. Un oficial del penal de nombre Oscar me tenía contra la pared y me gritaba, entre otras cosas, “¡Violamos los derechos humanos y qué!”. “¡Denúnciame, que a mí eso no me importa!”.

Vi cómo se llevaban a María Elena en el carro jaula y gritaba con todas sus fuerzas: “¡Ustedes sí violan los derechos humanos!”. Casi cargada la montaron en el carro. Fue la última vez que la vi. A mí me llevaron para una celda de castigo del correccional para luego recibir la visita de un alto oficial de la Seguridad del Estado que me auguró un traslado bien lejos de La Habana. Su promesa fue cumplida luego de permanecer 39 días en una celda de castigo especial ubicada en un destacamento con reclusas infectadas de SIDA. A las dos nos revocaron la causa.

Estando en la celda de castigo de la prisión de “Manto Negro” pude enviarle una notica a María Elena donde le explicaba que estaba allí y que se cuidara mucho. Según supe, estaba en la enfermería del penal negándose a comer. María Elena estaba baja de peso y esa situación tuvo que haber empeorado su salud. En las condiciones en que me encontraba era muy difícil comunicarme, pues ese destacamento se hallaba en lo último del penal, aislado y con guardia permanente. Las reclusas tenían prohibido pasar, ni siquiera, por las afueras del destacamento. La orden era de que allí había castigada una CR, que significa “contrarrevolucionaria”. El calificativo lo decía todo.

Nunca más pude saber de María Elena. Mi traslado a Camagüey eliminó la posibilidad de comunicarnos. En octubre de 1995 fui trasladada provisionalmente desde Kilo-5 en Camagüey a “Manto Negro” porque me llevaron a ver a mi padre que había sido operado de cáncer. Me dejaron tres días en depósito en una celda de un lugar llamado “Guardarropía”, que es donde llevan a las presas que por primera vez llegan al penal. Para tenerme allí sacaron a todo el mundo y la orden fue que nadie podía pasar por la puerta. Un día escuché la voz de María Elena tratando de llegar al lugar, pero de inmediato fue detenida por un guardia que le dijo que tenía que retirarse. No pude verla. Tampoco supe ya jamás de ella.

Hace poco tiempo me encontré con alguien que la conoció. Él trabajaba como empleado civil en el matadero de ocas y me contó la forma en que ayudaba a María Elena a sacar las denuncias del correccional. Fue expulsado de su trabajo por la Seguridad del Estado, a pesar de ser un trabajador civil, y me dijo que María Elena había sido trasladada para una cárcel en Guantánamo.

Su labor como periodista independiente en la isla le hizo conocer, a través de otra persona, que una muchacha llamada María Elena González Rodríguez se había suicidado en una celda de castigo. Había sido encerrada desnuda, pero al amanecer, la encontraron ahorcada con una sábana. Su edad estaría alrededor de los 30 años.

No existe una confirmación real de este caso. Somos varias las personas que la conocimos que queremos tener la verdad. Primero que todo, porque no creemos en el suicidio de esta muchacha valiente en extremo que no consideraba la muerte como un escape a la dura realidad de una cárcel. Segundo, porque su fe religiosa era tan grande como su valor y sabemos que jamás tendría semejante final.

¿Suicidio o asesinato? Solamente Dios lo sabrá. También sus verdugos, los que algún día tendrán que sentarse en el banquillo de los acusados para responder por el crimen.

¿Vive actualmente? ¿Está en una de las tantas cárceles perdidas en la isla? La respuesta quedará en el viento. Son esos mismos vientos los que tendremos que cambiar para que, en Cuba, un día nada lejano, todo sea diferente.

martes, 27 de octubre de 2009

LA GRAN DIFERENCIA - (ARTÍCULO)



Por: Iliana Curra

Siempre me han llamado la atención los cubanos exiliados que hablan con nostalgia de la Cuba que vivieron, y que tuvieron que abandonar a la llegada del régimen despótico que aún continúa en el poder. Quizás al principio yo no entendía la forma idealizada de una Cuba diferente a la que yo viví. La gran diferencia ha sido que, para ellos, es una isla encantada. Para mí, no fue más que un infierno.

Para los habaneros, la capital era el ensueño dorado. Para mí, las ruinas de Pompeya sumergidas en la peor de las miserias. Lo que eran bellas casas coloniales, hoy apenas se sostienen con puntales de pinotea carcomidos de comején. Las antiguas tiendas que enorgullecían La Habana, hoy son decadentes espacios llenos de mugre donde las ratas se pasean como si fueran parte de lo que pudieran vender. Edificios destruidos por el tiempo que nunca se pintaron, hoy son parte del cementerio pueblerino de una nación que ha envejecido a la par de los siglos.

La Habana ya no es La Habana. Lo que queda de ella es una máscara, quizás, maquillada por alguna parte, la parte donde visitan turistas en un impresionante apartheid tropical que a nadie le importa. Una parte colonial que solo aprecias con la mirada –y a veces- de lejos. Un billete color verde del imperio predomina en una sociedad llamada revolucionaria que prohíbe derechos a los nativos.

Dicen que caminar por las calles habaneras era todo un placer. Ahora casi corres en tus quehaceres diarios para sobrevivir. Y si caminas, es porque no te queda otro remedio. La belleza espiritual de una ciudad que se levantaba a la altura del cielo se perdió en la caída estrepitosa de la nada. Lo que queda para el pueblo son favelas pintadas –si acaso- con cal coloreada con Mercuro Cromo o Azul de Metileno. Edificios derrumbados que terminaron en parques improvisados porque nunca más construyeron viviendas. Apuntalamientos en lugares donde continúan viviendo personas que no tienen otra opción que morir en un derrumbe de una noche cualquiera. Que rezan para que no llueva aunque haya sequía. Porque prefieren vivir –o sobrevivir- en cuartos independientes de solares, que tener que parar en casas familiares a donde ya no caben ni los que viven allí.

El Ten Cents de Galiano, el de Monte, las tiendas Ultra o cualquier otrora flamante comercio son apenas unas muecas. Envejecieron a la par de los años sin recibir tratamientos de retoque. Dejaron de ser modernas en una ciudad que fuera naciente y triunfante antes del cataclismo castrista. El Paseo de Prado, con sus leones sucios que ya no rugen, todavía se mantiene a pesar de los pesares. Hoteles para extranjeros y viviendas en aplazadas destrucciones se juntan en una pintoresca ciudad donde más que la decadencia material, está la espiritual. Una Cuba donde el patrimonio nacional se ha tomado como cadalso para ejecutar impunemente, y hoy se muestra con orgullo al foráneo que la visita. Esa es la gran diferencia. Es la Cuba que tuve que vivir.

Admiro a los cubanos que la vivieron en su época naciente. Antes de ser cambiada –nunca he entendido cómo- por una etapa pavorosa. Los que aún la sueñan como era, desean verla sin darse cuenta que el tiempo no se detuvo. Pero peor que el tiempo, no se detuvo la devastación. Más de cuatro décadas perdidas sin entender cómo fue posible. Pasiones exaltadas que condujeron a lo peor. Pero ahí está La Habana, está Cuba entera. Esperando su renovación material y espiritual. Y en la espera de un enorme salto a las alturas, yo sigo admirando a quienes aguardan la llegada para encontrarse con un pasado inexistente. Solo en sus mentes y en sus corazones está su terruño. Yo no lo tuve. No creo haberlo tenido jamás, porque cuando nací, ya había empezado el desastre.

Esa es la gran diferencia. Yo no viví en Cuba. Quizás viví en una alucinación enfermiza de una fantasía nefasta. Por eso no me identifico cuando hablan de esa Cuba fascinante. La mía, la que yo viví, no tiene nada que ver con ella. Y es bien triste reconocerlo. Me hubiera gustado haber conocido a Cuba. No tener que haberla abandonado. No vivir fuera de ella porque a un grupo de perversos se les ocurriera tomarla como rehén.

Tampoco me gusta destrozar la ilusión de quienes la sueñan aún como estaba. Es que me encanta oírlos hablar de esa Cuba que no existe, porque yo también hubiera querido tenerla. Pero la realidad es una. Mi pragmatismo no me permite idealizar lo que no es posible. Hoy Cuba ya no lo es, pero lo será. Cuando la perversidad castrista se acabe y se comience de nuevo. Cuando el sol brille con intensidad para un pueblo que vive en la oscuridad total y en una vertiginosa desesperanza. Cuando el cubano de la isla no sea segregado por no haberla abandonado. Cuando al exiliado no se le rechace por haberse ido. Cuando haber nacido en la libertad de otro país no sea un tropiezo, entonces Cuba será realmente lo que siempre fue. En ese momento quizás comprenda mejor a aquellos que sueñan con la Cuba que dejaron. Yo soñaré -entonces- con la Cuba que conoceré.

jueves, 22 de octubre de 2009

EN CUBA, EL COMUNISMO NO DA NI PARA LIMPIARSE... (NO DEJEN DE LEERLO)

Miguel Cancio Álvarez
Vegadense, economista y sociólogo, profesor de Sociología, en la Universidad de Santiago de Compostela

En Cuba, el comunismo no da ni para limpiarse..
22-10-09

En la Cuba comunista, en la Sociedad Nueva del Hombre Nuevo, que ha impuesto en la realidad cubana de forma violenta el llamado Comunismo Científico, la inmensa mayoría de los cubanos, que han visto completamente aplastada su libertad y los derechos humanos (la isla cubana es una de las mayores cárceles del mundo y el 98% del turismo acude a la misma por razones sexuales e incluso con menores), tienen problemas graves para acceder a productos, medicamentos y servicios de primera necesidad.Dentro del brutal racionamiento que se vive en Cuba desde que los comunistas cubanos en 1959 tomaron el poder por las armas con el apoyo de los Estados Unidos y destruyeron, arruinaron la agricultura, ganadería, industria, los servicios, es decir, la economía cubana, La Cuba comunista ha tenido que racionar hasta el papel higiénico y la corrupción, la degradación material y moral impuesta por la Robolución de los Sociolistos lo invade todo.Conviene recordar que Cuba, antes de la llegada de los comunistas al poder, era el país del mundo que, junto a Estados Unidos y Argentina, atraía mas emigrantes. Con los comunistas, han huido, abandonado el Paraíso Comunista Cubano (PCC) del orden de dos millones de una población de 11 millones de cubanos.Cuba, antes de 1959 en que llegaron los comunistas, superaba ampliamente a España en nivel de vida y competía en diferentes sectores, infraestructuras y servicios con los países mas desarrollados del mundo.Los comunistas cubanos han situado a Cuba a la cola de América latina hasta el punto que en renta per capita solo supera a Haití, uno de los países mas pobres y corruptos del mundo. El salario mensual medio de los cubanos no supera los 40 dólares (20 euros), 4000 pesetas. El salario mínimo español en la actualidad (octubre 2009) es de 624 euros (104.000 pts.) al mes, 14 pagas al año.La Revolución Comunista marxista-leninista castrista-guevarista no da ni para limpiarse el culo por lo que los cubanos recurren, para dicho menester, al diario oficial de pensamiento, opinión, sindicato y partido único, es decir, al diario oficial del Partido Comunista Cubano, al Granma. Con lo cual, de esta manera, sirve para algo positivo y cumple una verdadera función social e higiénica que compensa la tóxica contaminación que genera desde su salida. Recordemos que la peor contaminación es la del alimento y medio espirituales, y que da lugar a las peores contaminaciones, manipulaciones, sujeciones, corrupciones, degradaciones, oportunismos, populismos, extremismos, fanatismos, fundamentalismos, violencias y terrorismos.Es absolutamente lamentable y condenable que siendo la Cuba comunista una de las mayores cárceles del mundo, donde se violan gravemente y todos los días los derechos humanos, democráticos y ciudadanos, el gobierno del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) de Rodríguez Zapatero se haya convertido, junto al régimen neocomunista del golpista Chávez y sus aliados y socios, en uno de sus principales valedores en Europa y el mundo.Recordemos que la Cuba comunista ha firmado la Declaración Universal de Derechos Humanos, sin embargo, la viola todos los días y persigue, maltrata y encarcela a los cubanos que la difunden en la isla y tratan de aplicarla.

martes, 20 de octubre de 2009

LLAMADA DESDE RÉPLICA MAGAZINE

DESDE LA OFICINA DEL DIRECTOR DE "RÉPLICA", EL PRO-CASTRISTA EDGARDO MAX LESNICK, SIGUEN LLAMÁNDOME PARA OFENDER. EXACTAMENTE HOY, A LAS 10:06 AM LLAMARON DESDE EL NÚMERO DE FAX: 305-541-7410. PARA QUE VEAN CÓMO TRABAJAN ESTOS PERSONAJILLOS A FAVOR DE LA DICTADURA CASTRISTA.

Réplica Magazine
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lunes, 19 de octubre de 2009

20 DE OCTUBRE DE 2009 - CUBA RECLAMA:





LA POLÍTICA - ARTÍCULO


Por: Iliana Curra

Era una mujer joven. Su finura era tan exagerada que rayaba en la simulación. Como si fingiera de forma recurrente para sentirse mejor que los demás. Ostentaba grados de Primer Teniente y su cargo era una especie de comisaría política en la prisión de máximo rigor de Kilo-5 en Camagüey. No he podido memorizar su nombre.

A diferencia de las demás oficiales, sonreía bastante. Quizás porque estaba convencida de su perfecta y blanca dentadura que contrastaba con el color verde olivo de su traje militar. Casi siempre vestía de ropa de campaña con sus botas rusas que resonaban en los pasillos de la prisión. Tenía unas uñas largas y siempre pintadas que, al parecer, eran parte de su orgullo femenino.

Era justamente un día 13 de agosto, cuando cumplía años el Dictador de la isla, Fidel Castro. De por sí era, al menos para mí, un día desagradable. A esas alturas el vejete estaría babeando a los niños que escogían para celebrarle su cumpleaños y desearle muchos años más de vida, para desgracia del pueblo cubano.

Como rutinariamente sucedía, abrieron una por una las galeras para ir a almorzar. Al menos, era el nombre que le daban a lo que servían en las mugrientas bandejas de aluminio que fregaban con agua solamente. Formé fila en el destacamento número dos que me correspondía y nos encaminamos escaleras abajo hacia el área del comedor. Desde que empezamos a acercarnos al lugar mi buen olfato me anunciaba un olor extraño. De inmediato me dí cuenta que algo andaba mal.

Manteniendo la fila cada cual tomaba su bandeja sucia y grasienta del llamado boquete. Del otro lado reclusas que trabajaban en la cocina servían la pequeña ración que correspondía a cada cual. Las mesas, de cuatro sillas, estaban a todo lo largo del comedor, y siempre junto a mí habían tres reclusas que literalmente se fajaban para ocupar esos espacio en la mesa donde yo me sentaba. Eran las llamadas “boqueteras”, un argot presidiario que las reconocía como comilonas. Ellas sabían que yo, la mayoría de las veces, apenas probaba bocado alguno y luchaban entre sí para comerse mi asignación.

Desde que me acerqué al boquete me percaté de una vez y por todas que uno de los alimentos estaba putrefacto. No exagero. Estaban sirviendo seso de algún animal que no reconocí, pero el mal olor era penetrante, al menos para mi olfato agudo acostumbrado desde lejos a reconocer cualquier pestilencia.

No me llamó la atención que las presas se sentaran a comerse aquello, pero esta vez no permití que mi bandeja fuera tocada, a pesar de las protestas que tuve que soportar de las “boqueteras” que, hambrientas, exigían mi ración al verla intangible frente a mí.

Mi cara se fue endureciendo y las guardias sabían que luego vendría mi enérgica protesta porque no aceptaría algo así. Ya ni siquiera por mí misma que, aunque hubiera estado bueno, no lo comería. Sino por aquellas infelices presas que estaban comiendo algo descompuesto sin siquiera darse cuenta. El hambre es mala consejera.

Justamente cuando empiezo a protestarle a las guardias, llegó la Política del penal. Estaba de guardia operativa y llegó al comedor para observar el lugar. Como siempre, con su traje verde olivo y sus botas, parecía estar pasando revista a un batallón militar.

Se dirigió a mi mesa para preguntarme qué estaba pasando. Le dije en voz alta para que todas escucharan: “Teniente, éste seso está podrido”. Me respondió al estilo comunista que no reconoce la realidad: “No. Eso no está podrido. Está cocinado para que ustedes lo coman y no está podrido”. Le repliqué nuevamente: “Está putrefacto, que es lo mismo”. Su insistencia en negarme la verdad ya me estaba molestando, pero preferí tener paciencia. Ella intentaba que yo hablara más bajo para evitar el descontento de las demás, pero mi táctica de elevar la voz siempre me daba resultados para imponerme. Era mi defensa, más allá de querer provocar o no la protesta de las otras presas. Yo me valía sola para enfrentarme. Estaba acostumbrada.

La Política continuaba aferrada a negar una realidad tan palpable que pensé algo mejor. Entonces le dije: “Bien, si usted dice que está bueno, pruébelo. Mi cuchara está sin utilizar, úsela y dígame si no está putrefacto”. Al parecer, no tuvo alternativas después de defender tanto su posición y negar la verdad. Nerviosa, tomó la cuchara en sus manos y con la punta recogió un pedazo del seso apestoso. Con una demora casi teatral se lo llevó a la boca. La cerró lentamente y comenzó a masticar. Estoy convencida de que, en esos momentos, se estaría acordando de mi madre.

Luego de masticar el pedacito de seso putrefacto, se puso tiesa y me dijo: “Ves, está bueno”. Y salió disparada del comedor, cuando dobló por la puerta de entrada al pasillo de salida iba a tan alta velocidad como un auto de carreras. Yo sabía que su paladar había reconocido que el alimento estaba descompuesto, aunque sus palabras dijeran lo contrario.

No pasaron ni tres minutos cuando la jefa de pelotón nos mandó a parar y formar filas para volver a las galeras. Pidió a las reclusas que se estaban comiendo aquella cosa llamada alimento, que lo dejaran. Al poco rato esa misma oficial cargaba una cubeta con un poco de agua con color que llamaban refresco, y un pequeño pedazo de pan. Intentaban sustituir el corrompido almuerzo con algo parecido a una merienda.

Por la noche no se hicieron esperar las reacciones de las que llegaron a comerse el seso podrido. Los vómitos, y sobre todo las descomposiciones, abarcaron casi un 60% de la población penal. La enfermería no daba abasto y los medicamentos tampoco. En mi galera hacían colas para entrar al único baño con inodoro, pero tanta era la premura, que tenían que entrar al área de la ducha para evacuar allí, pues no podían esperar ni un segundo más.

Pero la que también salió mal parada de todo eso fue la Política. Me contaron unas presas que trabajaban en la cocina que, cuando salió disparada luego de haber probado aquello podrido, fue directo a vomitar. Dicen que se puso casi de color verde, y que era tanto el asco que sentía, que hacía arqueadas nada más de acordarse que había comido aquel seso hediondo que sirvieron un día en que el Dictador cumplía años.

Nada. Un día inolvidable para ella en todos los sentidos.